UNA
EXPERIENCIA “COSME”
“Los retos y las dificultades,
son el metro
con el que el destino mide
a los verdaderos campeones”.
Autor desconocido
Visitar este restaurante, era una
tarea pendiente. No suelo escribir sobre mis visitas a los diversos locales (lo
hago bastante seguido creo yo). No pretendo hacer “una crítica gastronómica”,
sólo les voy a contar lo vivido.
Este lugar tiene una mística
diferente, se siente desde que ingresas a él y puedes observar a lo lejos y
como tema central a un mal odiado “gallinazo” conocido también como buitre o
zopilote; del cual
casi todos tenemos malos recuerdos, principalmente por el feo olor que estos
tienen al ser uno de los principales carroñeros.
¿Sabían que en Estados Unidos de
América, los buitres reciben protección legal por el Migratory Bird Treaty Act?
Yo me acabo de enterar ¿Debe ser por algo no?.
“Cosme” nos explica amablemente la
persona que nos atendió, significa en griego: limpio, bien hecho y pulido.
Creo que esas mismas palabras,
serían las apropiadas de exclamar, después de tener una experiencia “Cosme”. Pero le agregaría además “Sabroso”.
Desarrollan en todo el amiente, el
tema de reciclaje con sencillez y buen gusto.
Arrancamos
la tarde:
Un chilcanito y un agua gasificada
de casa claro, rica y refrescante.
Nos
pedimos para ir empezando:
Un ceviche en dos temperaturas con camote a la parrilla
Un pulpo sellado con quinua al pesto, crema de palta y sal de
aceitunas.
Las entradas vislumbraban una
buena tarde, el pescado en su punto, la textura de pulpo muy buena y esa quinua
de acompañamiento, ¡exquisita!
Todo acompañado además, con un
pancito campesino con mantequillas hechas en casa delicioso ¡Porqué los
peruanos amamos tanto el pan!
Bueno, como verán hoy no es un día de contar
calorías.
Luego de ello, nos pedimos:
Thai: un
pescado grillado con especias, pak choi y un delicioso arroz glaseado (de los
dioses!)
Después no pudimos resistirnos a
un
Sin palabras. Hacía mucho tiempo
que no comía unos langostinos, realmente “en su punto” y combinados con
nuestros ajíes peruanos, ¡quedaron subliminales!
Se nos acerca James Beckemeyer a preguntarnos como va todo (siempre esta al pendiente de todos los comensales) y nos comenta
sobre las mollejas que prepara
dejándolas más de doce horas en remojo con leche y algunos secretillos más (receta
muy antigua por cierto). Confieso que no soy muy amante de comer interiores
pero ¿quién puede despreciar algo así?
No soy una persona que guste prepararlos, creo que es una ciencia muy exacta, todo pesado y preciso, que no admite ningún cambio ni variación. Yo prefiero simplemente comerlos.
Nos animamos por:
Amo el limón relleno, pero este era algo mucho más sutil, se notaba que tenía horas de cocción, relleno con una salsa deliciosa y delicada de sabor.
Creo que este postrecito, terminó
de deleitarnos la tarde, ésta quedará por mucho tiempo recordándola en mi
paladar (por no decir cerebro).
Saliendo de este local, se vinieron
a mi mente las siguientes palabras:
Lucio
Anneo Séneca antigua filósofo,
político, orador y escritor romano escribió:
No es porque las cosas sean
difíciles que no nos atrevemos;
es porque no nos atrevemos
que son difíciles.
Muy apropiadas, para describir la
tarde.
Excelente compañía, bebida y comida. ¿Que más se puede pedir en
esta vida?
Esto es ¡Exquisitamente simple!