martes, 9 de febrero de 2016

UNA EXPERIENCIA “COSME”


UNA EXPERIENCIA “COSME”

“Los retos y las dificultades,

son el metro

con el que el destino mide

a los verdaderos campeones”.

Autor desconocido
                                                 
 
Visitar este restaurante, era una tarea pendiente. No suelo escribir sobre mis visitas a los diversos locales (lo hago bastante seguido creo yo). No pretendo hacer “una crítica gastronómica”, sólo les voy a contar lo vivido.

 
Este lugar tiene una mística diferente, se siente desde que ingresas a él y puedes observar a lo lejos y como tema central a un mal odiado “gallinazo” conocido también como buitre o zopilote;  del cual casi todos tenemos malos recuerdos, principalmente por el feo olor que estos tienen al ser uno de los principales carroñeros. 

 
¿Sabían que en Estados Unidos de América, los buitres reciben protección legal por el Migratory Bird Treaty Act? Yo me acabo de enterar ¿Debe ser por algo no?.
“Cosme” nos explica amablemente la persona que nos atendió, significa en griego: limpio, bien hecho y pulido.

Creo que esas mismas palabras, serían las apropiadas de exclamar, después de tener una experiencia “Cosme”. Pero le agregaría además “Sabroso”.
Desarrollan en todo el amiente, el tema de reciclaje con sencillez y buen gusto.
Arrancamos la tarde:
Un chilcanito y un agua gasificada de casa claro, rica y refrescante.
 
 
Nos pedimos para ir empezando:

Un ceviche en dos temperaturas con camote a la parrilla   

 
Un pulpo sellado con quinua al pesto, crema de palta y sal de aceitunas.


Las entradas vislumbraban una buena tarde, el pescado en su punto, la textura de pulpo muy buena y esa quinua de acompañamiento, ¡exquisita!
Todo acompañado además, con un pancito campesino con mantequillas hechas en casa delicioso ¡Porqué los peruanos amamos tanto el pan!







Bueno, como verán hoy no es un día de contar calorías.
Luego de ello, nos pedimos:

Thai: un pescado grillado con especias, pak choi y un delicioso arroz glaseado (de los dioses!)

 


Después no pudimos resistirnos a un
Arroz: langostinos, alioli de ajíes peruanos….

 
Sin palabras. Hacía mucho tiempo que no comía unos langostinos, realmente “en su punto” y combinados con nuestros ajíes peruanos, ¡quedaron subliminales!

Se nos acerca James Beckemeyer a preguntarnos como va todo (siempre esta al pendiente de todos los comensales)  y nos comenta sobre las mollejas que prepara dejándolas más de doce horas en remojo con leche y algunos secretillos más (receta muy antigua por cierto). Confieso que no soy muy amante de comer interiores pero ¿quién puede despreciar algo así?


 Nunca, pero créanme que nunca en mi vida, comí mollejas tan ricas, suaves como el algodón, además de sabrosas y tiernas. ¡Me quedé sin  palabras!
A pesar de que ya estábamos bastante satisfechos, ¡No podíamos irnos sin probar algo de su carta de postres!
No soy una persona que guste prepararlos, creo que es una ciencia muy exacta, todo pesado y preciso, que no admite ningún cambio ni variación. Yo prefiero simplemente comerlos.
Nos animamos por:

Chocolate total: el chocolate en todas sus texturas

Limón de convento, recuerdos de pie de limón.

Amo el limón relleno, pero este era algo mucho más sutil, se notaba que tenía horas de cocción, relleno con una salsa deliciosa y delicada de sabor.

Creo que este postrecito, terminó de deleitarnos la tarde, ésta quedará por mucho tiempo recordándola en mi paladar (por no decir cerebro).

Saliendo de este local, se vinieron a mi mente las siguientes palabras:

Lucio Anneo Séneca  antigua filósofo, político, orador y escritor romano escribió:

No es porque las cosas sean difíciles que no nos atrevemos;

es porque no nos atrevemos que son difíciles.
Muy apropiadas, para describir la tarde.

Excelente  compañía,  bebida y comida. ¿Que más se puede pedir en esta vida?

Esto es ¡Exquisitamente simple!

Nos vemos pronto!